Mercado de San Ildefonso

Hasta 1970, la plaza de San Ildefonso estaba ocupada por el que fue el primer mercado cubierto de Madrid. Ahora, cuatro décadas después el Mercado de San Ildefonso reaparece en nueva ubicación, a escasos 100 metros de la plaza, y adaptado a las formas y estilo de vida de los madrileños del siglo XXI. Es un mercado gastronómico de productos exclusivos aunque, desmarcándose de otros espacios de su categoría, con precios no excluyentes. Pero las diferencias no quedan solo ahí: el nuevo mercado se encuentra en un imponente y vanguardista inmueble de tres plantas (700m2 en total, que se dice pronto), con dos terrazas interiores, ideado para promover el ocio y la socialización en torno a la gastronomía, al estilo de los food street markets de Londres, NY o Bangkok. Un lugar en el que además de poder acercarnos a comprar, comer o beber en cualquier momento del día, se favorezca una actividad continua en torno al mundo de la cocina y la cultura: showcookings, presentaciones, eventos, etc. 18 PUESTOS La planta a pie de calle (la sala más pequeña, abierta completamente al exterior en cuanto el tiempo lo permite) y la primera planta (un mercado en toda regla, con suelo de adoquines como si de una calle se tratase) son las que albergan los 18 puestos que dan vida al mercado. Stands temáticos, con productos manufacturados en su mayoría -o en estado puro, listos para tomar- de proveedores o marcas que han sido seleccionados tanto por la singularidad como por la calidad de lo que hacen. No falta prácticamente nada: ibéricos de Arturo Sánchez, que ocupa dos puestos, uno con bocadillos y conos para llevar abajo, y un segundo con (siempre espectacular) jamón  y chacinas al corte, en el piso de arriba; quesos seleccionados por Poncelet; frutas y zumos naturales para llevar; hamburguesas gourmet de la casa Gancho y Directo (vacuno, buey o pollo, en porciones de 200 gr); conservas y ahumados de Don Bocarte y Ahumados Domínguez; gambas blancas de Huelva, al peso y en cucurucho, en Va de gamba; pescaíto frito (boquerones, cazón en adobo, bienmesabe, calamares) y langostinos vallisoletanos de cultivo ecológico, con originales rebozados, en FritGo; mariscos gallegos (de Marín, concretamente), en La Lonja; croquetas artesanas, en La Croqueterie; huevos (fritos, en tortilla o poché) con morcilla, chistorra o atún rojo; ensaladas, con productos de la huerta navarra de MyVeg (incluido el popular cucurucho de alcachofas fritas con parmesano y trufa que triunfan en su restaurante); tapas clásicas y guisos (salmorejo, pollo en pepitoria, callos); y brochetas con distintas carnes y aliños, en la Brochette. Todo un festín de producto de calidad que se acompaña de la cerveza madrileña por excelencia, Mahou, que cuenta en la tercera planta con unos enormes barriles con casi 3.000 litros de cerveza para surtir las tres barras del mercado. O bien, algunos de los vinos de pequeños productores nacionales seleccionados por el equipo de Tanino, también con su propio puesto en la plaza central del mercado, muy cerca de Cultura Café, el destino obligado para los que gustan de saborear buen café -su blend, mezcla de cafés de Colombia, Brasil y Etiopía es increíble. LOS ARTÍFICES El Grupo Nivel 29, promotora de extensa experiencia en el desarrollo de negocios inmobiliarios y comerciales, es la responsable de este proyecto, para el que ha contado con el asesoramiento de Cousi Interiorismo. A esta firma se debe la admirable estética industrial del mercado: techo de vigas metálicas y tuberías vistas, mobiliario de la Feria de Arte Antiguo de País, neones, paredes recubiertas de poliuretano en el patio y un gran árbol de ocho metros de altura realizado en cuerda que preside la planta principal. Todo un icono para un mercado popular y urbano, un mercado del siglo XXI. Sigue leyendo en Madrid Diferente…

Saporem Chueca

No se ha hecho esperar. Dada la buena acogida recibida por el restobar Saporem, sus promotores abren un segundo establecimiento en Chueca donde, más que repetir, mejoran la fórmula de su primer restaurante en el barrio de Las Letras. Fashion, joven y polivalente, así es Saporem Chueca, otro espacio multiusos de espectacular diseño y oferta completa que se adapta a todos los momentos del día: desayunos, menú diario de mercado, cócteles cuidados, cenas a la carta y buenos precios. Precisamente esta última es una de las claves del éxito del restaurante, que ha sabido adaptarse a lo que al gente quiere comer y lo que está dispuesta a pagar. Y, claro, el público lo agradece. La carta es idéntica a la de su hermano mayor, con todos los clásicos de Saporem (sobao pasiego con cebolla caramelizada y foie o tataki de atún con fresas, pepino y  alga wakame), otras propuestas de temporada, más alguna que otra opción para que vegetarianos y celiacos no se quedan fuera. El suyo es un listado de platos pensado para gustar a todos, argumento que explica por tanto las nuevas incorporaciones: burrata con tapenade de aceituna negra y anchoa y tomates napolitanos, nido de patata con picadillo, huevo con puntilla y salsa de queso gorgonzola o solomillo con salsa de setas y pastel de zanahoria y jengibre, en el apartado de carnes. El apartado dedicado a las pizzas también aumenta con la incorporación La Traviatta, una pizza de masa fina y crujiente (su masa es una mezcla de la receta napolitana con la empleada en las cocas) con pollo y bacon a la barbacoa, maiz, hortalizas y algo de picante. Sigue leyendo en Madrid Diferente…

La Contraseña

Nada hace pensar que el pequeño local que se asoma al número 6 de la calle Ponzano esconde lo que esconde. Tras una entrada diminuta aparece un coqueto espacio con barra y mesas altas en el que maderas, pizarras y mimbres se combinan con mosaico hidráulico y espejos, y con el sabor de una rica variedad de pinchos de autor. Hasta aquí podríamos llegar, pensando que acabamos de descubrir otro bar de tapas más decorado de forma impecable y con un ambiente de lujo. Pero no. Este es solo el primero de una combinación casi secreta de espacios que van desembocando en otros cada vez más espectaculares. Todo lo que toca el arquitecto Álvaro Oliver Bultó y su crew se convierte en oro. Y La Contraseña no va a ser menos. Tras un estrecho pasadizo se accede a una amplia sala de inspiración colonial que hace las veces de epicentro del restaurante. Sus múltiples ambientes (desde mesas para grupos hasta rincones más íntimos) acogen una carta mediterránea y dinámica de la que se responsabiliza el chef  Javier del Castillo. Se trata de un listado de platos muy bien pensado para un picoteo inicial, un plato individual y para volver a compartir los postres. La burrata sobre tartar de tomate, los rollitos de capón y las croquetas de carabineros podrían ser la primera parte; seguida de unos ligeros raviolis de pato y boletus con salsa de trufa, un tataki de atún con algas o un risotto mar y montaña. El toque dulce lo pone un divertido brownie presentado en forma de macetita, y unas sabrosas fresas estofadas con vainilla. Tanto si hace sol como si llueve, si es de día como de noche, el patio interior acristalado es la zona estrella de La Contraseña, y precede a lo que era una antigua vaquería de Chamberí, transformada ahora en un área un tanto más formal desde la que se divisa todo lo anterior entre alacenas que guardan antiguas cristalerías y vajillas familiares. Sigue Leyendo en Madrid Diferente…

Le Cocó

No es un restaurante francés, aunque el nombre le viene al pelo. Puede parecerlo por su estética un tanto naïf, muy de la campagne, chic a rabiar, pero la realidad es mucho más sencilla. ‘Cocó’ es el apelativo cariñoso de la pareja de Esteban Arnaiz, creador de un concepto que viene a romper los esquemas del centro neurálgico de Chueca. La experiencia de Esteban en otros negocios de éxito (Cien Llaves, Bon Vivant & Co.) le han equipado con el bagaje suficiente para saber qué elementos son clave para que un local se posicione como lugar de obligada visita. Y puede parecer uno más de esos con entorno de diseño para los foodies cazatendencias, de esos tan habituales en Malasaña. He aquí la clave. Es el primero en este formato que abre muy cerca de la Plaza de Chueca, que por fin cuenta con una propuesta  con horario non stop que alegra el gusto y la vista. Marta Banús es la responsable de la imagen que proyecta este lugar, más cuidada quizá que en otros del estilo, más cálida y menos aséptica. Sus amplios ventanales dejan ver una gran barra de bienvenida, junto a la que se saltean mesas para grupo, algunas más íntimas, sillas vintage y largas bancadas con cojines. La madera es protagonista, también en las alacenas repletas de cristalerías y porcelanas antiguas que reposan sobre las paredes de cemento picado y bajo las vigas de madera. Un luminoso nos recuerda en todo momento donde estamos. El encanto se multiplica en la parte de abajo, una planta abovedada, a media luz, perfecta para reunirse entre amigos. Sigue Leyendo en Madrid Diferente…

El Aperitivo del Corazón

En la frontera entre Antón Martín y Lavapiés aún se puede respirar un verdadero y auténtico ambiente de barrio. El Aperitivo del Corazón es prueba de ello: un bar con sabor de antaño que Enrique Fernández y Antonio Péa (también artífices de El Corazón, en la vecina Santa Isabel) han adaptado al nuevo ritmo de las gentes de la zona, creando una versión cosmopolita y atractiva de las tascas castizas. No se han roto la cabeza con reformas, pues su intención era dotar al local de un aspecto y filosofía más contemporáneos sin que perdiera su estética original. Sí se han tomado, en cambio, su tiempo para rascar la superficie y encontrar unos azulejos setenteros o descubrir una pared de ladrillo, así como para recuperar algunas antigüedades como las lámparas y otro mobiliario donados por Doña Ángeles, la tía de su amigo Eulalio. Su propósito es hacernos recordar los bares que visitábamos de niños con nuestros padres o abuelos y que podamos disfrutarlos al igual que lo hacían ellos. Un lugar donde saben lo que es ‘una caña bien tirada’ (acompañada de su correspondiente tapita), donde podemos parar a tomar el botellín de Mahou antes de recogernos en casa, o quedar con los amigos a tomar el vermú: Miró de Reus, de grifo y con sifón, como tiene que ser. En su cocina solo se utilizan productos que vienen del mercado y los comercios del barrio, por eso aquí cobra más sentido que nunca el término ‘platos caseros’: tortilla de patatas (hecha al momento); sardinas ahumadas con aceite de oliva; revuelto de salmón y gulas; ensalada de tomate, ventresca, pimientos y queso de cabra o solomillitos al Pedro Ximénez . No falta algo de laterío fino (también para take away) y, cómo no,  los callos ‘de Lola’, hechos por la madre de Enrique que cada miércoles se deja caer por allí para proveer de su plato estrella a los asiduos al bar. Están increíbles acompañados con el pan del Museo del Pan Gallego, que en El Aperitivo sirven tostado y con un chorrito de aceite de oliva. Sigue leyendo en Madrid Diferente…

Kramer*

Si eres de los que le va la marcha y ya has pasado de la treintena seguramente estarás buscando el sitio perfecto al cual volver cada vez que te apetezca quedar con tus amigos.; uno de esos lugares donde se quedan con tu cara y con tus gustos. ¿Cierto? En la Plaza de las Comendadoras, escondido en una esquina, se encuentra Kramer*, el lugar idóneo donde descansar y tomarte esa caña o copa después de una larga jornada en el trabajo. La actriz Patricia G. Méndez, también dueña del vecino Café Moderno, adquirió el antiguo local del Café de las Comendadoras y le dio los toques necesarios para atraer a una clientela de intelectualoides y canallas al barrio que buscan algo más allá del postureo de Malasaña. Consciente de que hay vida social más allá de los fines de semana, Patricia ideó un bar con ambiente de club en el que la gente pueda relajarse, hablar, conocerse y crear amistades. Para ello instauró la celebración de mitad de semana, o ‘Midweek‘:  la fiesta empieza a primera hora de la tarde con su oferta de cervezas (la muy madrileña Mahoy), cubatas de los de toda la vida, mojitos, caipirinhas y una mesa con aperitivos caseros cortesía de la casa para matar el gusanillo de mitad de la tarde. Más tarde, la noche coge ritmo con el dj Luis Prosper como selector de temas que pasan del swing al jazz, lounge, space age pop o french beauties. Los viernes es el turno de los fans de la música internacional de los 80 y 90 con la fiesta ‘Friday I´m in Love’, al mas puro estilo ‘The Cure’. Y para terminarla semana por todo lo alto, la fiesta ‘These Are The Good Times’, una noche repleta de música disco, electrónica y pop. Sigue leyendo en Madrid Diferente…

Camarote Bubbles

Camarote Bubbles es el sitio del recreo. Este completo espacio para familias en la Ronda de Segovia tiene la virtud de ser la respuesta necesaria en la mayoría de las situaciones con niños. Es librería, papelería y juguetería; tiene un amplio local en el que se puede jugar libremente mientras los padres toman algo; programa actividades lúdicas, talleres y cuentacuentos y además, celebra fiestas de cumpleaños personalizadas con multitud de detalles. Camarote Bubbles lo da todo. Al entrar, destaca su luminosidad y su cuidada decoración en blanco. Las altísimas estanterías están repletas de juguetes de madera, creativos, manualidades y libros desde los 0 a los 16 años. Sonia Royo y su compañera Alicia eligen productos europeos muy especiales de marcas como Jano, ThinkFun, Vilac, Goki, Topmodel, Wooky o Classic Toys. Enfrente de los estantes, un rincón lleno de cojines invita a padres e hijos a sentarse a leer o jugar. Bubbles es el hermano pequeño del vecino bar Camarote Vintage y los padres pueden traer bebidas de ahí o incluso, si los niños son algo mayores, dejarles jugando mientras pican algo en Vintage. Sigue leyendo en Madrid Diferente con Niños

Dabbawala

Dabbawala significa literalmente ‘el que lleva una caja’. Se llama así a algunos empleados de la ciudad india de Bombay cuyo principal negocio es llevar la comida recién cocinada por los familiares de los trabajadores hasta las oficinas -generalmente a las afueras-, devolviendo después las cestas vacías usando varios medios de transporte en una suerte de cadena humana. Dabbawala, en Madrid, no es un restaurante indio, aunque pueda parecerlo. El nombre se le ocurrió a Luca Rodi y Pablo Tamargo porque, al fin y al cabo, ellos también cumplen la función de servir una excelente comida a empresarios, familias y todo el que cruce sus puertas en el barrio de Chamberí. Comida, concretamente, con una fuerte base española y un elegante entorno Art Decó a base piezas reutilizadas, columnas vistas y suelos hidráulicos de comienzos del siglo pasado. Sigue leyendo en Madrid Diferente…

Saporem – Cakes & Tonics

La semana pasada realizamos una sesión fotográfica en el restaurante Saporem para la promoción de su nuevo menú Cakes & Tonics. La carta, que lleva el nombre Fashion Cakes & Tonics, en la que se presentan 17 combinaciones de tarta más gintonic/vodkatonic se ha elaborado teniendo en cuenta las preferencias de 17 blogueros del mundo de la moda. Cada combinación figura en el menú con el nombre del Blog en cuestión. Os dejo algunas de las fotografías en la terraza de Saporem, todas ellas posibles gracias a la inestimable ayuda de Diego Estepa.

Pez Baker

Es lo que pretende Pez Baker, en la calle Pez, convertirse en un lugar de referencia para los madrileños amantes del mejor café. Más de 15 variedades y formatos son los que se sirven en este local, servidos con espuma, leche fresca o, por qué no, hielo, menta y sirope de frambuesa. La coctelería, aplicada al café, puede ser una fórmula de éxito que este espacio está dispuesto a explotar. El café es el principal reclamo pero no es el único. Su oferta de multitud de tés naturales de alta gama, de todo sabor y color, ya resuena entre los vecinos de Malasaña que buscan aquí un punto de encuentro diferente en el que tomar el primer tentempié de la mañana, en el que comer algo rápido sin dejar de lado una dieta saludable, o incluso merendar y alargar la tarde/noche con una copa en un ambiente tranquilo. Sigue Leyendo en Madrid Diferente